lunes, 4 de junio de 2012

Caixanova diseñó un plan en 2009 para reforzar su solvencia con las preferentes

Las controvertidas participaciones preferentes eran un instrumento que Caixanova consideraba “esencial” para mejorar el coeficiente de solvencia de la entidad. Este tipo de acciones, que han sido calificadas como “de alta complejidad” por la Comisión Nacional del Mercado de Valores, se han convertido en la pesadilla de miles de ahorradores que no pueden recuperar el dinero que invirtieron en ellas, confiados en que se trataba de una especie de depósito que les permitía disponer de su dinero en cualquier momento.

 A través de diversos documentos internos a los que ha tenido acceso EL PAÍS puede comprobarse que la dirección de la entidad diseñó en 2009 un plan de actuación en el que la venta de participaciones preferentes y la de obligaciones subordinadas a los pequeños ahorradores era un “pilar básico”. El objetivo era aumentar en un punto el coeficiente de solvencia y “dotar de fortaleza financiera a la entidad para que siga manteniendo su robustez en relación a la inversión crediticia”.

Esta estrategia llegó en un momento en el que ya había entrado en vigor una normativa europea que obligaba a realizar test de idoneidad a los posibles compradores de este tipo de productos financieros para evitar que se vendiesen a personas poco avezadas en los mercados. Sin embargo, las participaciones preferentes continuaron vendiéndose a todo tipo de ahorradores. Muchos de ellos han explicado que los directores y otros empleados de sucursales nunca les advirtieron de que invertían en un producto arriesgado y que podrían llegar a ver bloqueados sus ahorros, como ocurre en la actualidad.

En mayo de 2009, el departamento de Marketing de Particulares de Caixanova enviaba una circular interna en la que se explicaba a los responsables de las sucursales la importancia de la emisión de participaciones preferentes, por valor de 130 millones de euros, que la entidad iba a lanzar ese mismo mes.

La inversión mínima para los inversores se situaba en 1.000 euros, lo que confirma que se trataba de captar fondos de pequeños ahorradores. Entre los objetivos a cumplir con la emisión la circular cita: la dotación de recursos propios de primera categoría, el cumplimientos de los ratios de solvencia, el sostenimiento de la inversión crediticia, la ampliación de los límites de concentración de riesgos y la posibilidad de acometer proyectos estratégicos.

En el documento adjunto a la circular se indica que para que los inversores puedan recuperar el dinero hay que solicitar que las participaciones sean ofrecidas en el mercado secundario en el que cotizan y “se espera” que en el plazo de un mes pueda realizarse el desembolso de las mismas. En la práctica lo que ocurrió es que, hasta mediados del año pasado, los ahorradores recuperaban su dinero sin mayores problemas porque las participaciones que vendían eran colocadas a otros clientes. En los últimos meses ya ha sido imposible encontrar nuevos inversores lo que ha conducido a la situación actual.

Según lo que se refleja en otros documentos consultados por EL PAIS, Caixanova pasó de no hacer especiales indicaciones sobre el tipo de clientes al que se debía ofrecer este producto (circular de septiembre de 2004) a dar instrucciones concretas sobre el tipo de inversor al que debía ofrecerse las participaciones preferentes (circular de mayo de 2009). Lo más probable es que la directiva europea que obligaba a no distribuir este producto a cualquier tipo de ahorrador haya tenido influencia en este cambio de actitud. En 2009 Caixanova aclaraba a sus empleados que era “prudente” que los clientes no invirtiesen más del 20% de sus ahorros en un producto que calificaban como “de riesgo medio”. También se advertía de que el potencial cliente debía realizar un test de idoneidad. A continuación se indicaba que si el resultado del test era “no conveniente” se debía informar al cliente sobre los riesgos de la operación “pudiendo el cliente seguir con la contratación o no, tras la advertencia expresa de no conveniencia”.

Parece evidente que estas instrucciones no se siguieron en muchos casos, ya que varios ahorradores que adquirieron preferentes en 2009 explicaron que nunca se les realizó el citado test de idoneidad y que siempre se les dijo que podrían recuperar su dinero en cualquier momento que lo solicitasen.

De las indicaciones realizadas a los empleados se deduce que la dirección de la entidad nunca contemplo la posibilidad de que pudiesen dejar de pagarse los intereses correspondientes a las preferentes, tal y como sucede desde hace dos meses. “El pago del interés está condicionado a que la caja obtenga un beneficio distribuible suficiente para efectuar el pago, lo cual siempre se ha cumplido a lo largo de la dilatada historia de Caixanova”, indica la citada circular de 2004. Evidentemente, era difícil prever entonces una crisis financiera como la actual, pero tampoco en las circulares emitidas en 2009 se hacía hincapié a los empleados para que advirtiesen a los clientes de las dificultades que podía haber para cobrar los intereses o recuperar sus ahorros con rapidez.

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